Todo por hacer
Ventana infima y eterna, cuando desperté pense estar en mi cuarto. Muy raras son las sensaciones de las mañanas, ese momento en el que siente que la vida esta empezando con el despertar de uno y que tenemos la llave de a la felicidad pero a medida que nos despertamos vemos como la puerta se aleja sigilosamente.
No estoy en mi cuarto, pero las montañas de chullumani me hacen olvidar de mi (pequeño) desliz nostálgico. Ellas me miran y es ahi cuando me voy cuenta que estuvierno van a estar ahí siempre; siempre pensando en un siempre humano, un siempre limitado, un siempre que dura lo que dure este ratito, es decir, esta vida. Sin labios para intentarlo, sin labios para sonreir yo las saludo y ellas, a su modo, hacen lo mismo.
Me visto y me dirijo hacia lo desconocido, hacia lo impensable: Hacia hoy, que esta todo por hacer...
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