30/1 dias

estaba enfermo... y sabia que no era fiebre. Corrió un millón de cuadras, casas, pasos; daba igual, no pretendia llegar a ningun lado. Al buscarse en el espejo se dio cuenta que tenia los puños cerrados. Abrio lentamente el de la mano derecha, con un ridiculo (?) temor a que explotara, y lo vio alli, terso, inmóvil: un pequeño meñique, que si hablara le hubiera preguntado como estaba.
Él no entendía, o no quería entender, y lo siguió, tal como lo hubiera hecho la primera vez, y ya no pudo parar: dedos, mano -pausa- , brazo, cuerpo, rostro -pausa-, hasta que finalmente se posó en sus ojos. Con un leve ademan le devolvió lo que tenía de lunática y sonrio.
.- Hace mucho que estas acá?
.- Un mes y contando.
.- Eso es demasiado tiempo (o muy poco). Yo no se si estoy, pero quiero...
.- ¿Qué queres?
.- Simplemente eso... quiero.
.- Entonces dame la mano.
.- Solo si me das un beso.
.- Sabes que estas haciendo trampa.
.- No mejor que vos